La gran paradoja

«La situación intelectual es desoladora. Los muros fronterizos que se levantaron para durar eternamente se están desmoronando. No es la Internacional de los Trabajadores la que está produciendo este desorden, sino la Internacional del Capital. Todo lo que es sólido se está licuando y evaporando, dijo en sus tiempos un Marx jubiloso. Y ¿qué hacen actualmente los intelectuales? Los intelectuales han dejado de pensar. […]. Es algo verdaderamente paradójico: darían ganas de echarse a reír si no fuera tan grave. Este enamoramiento de los propios límites mentales, que pretende encima imponerse teóricamente y erigirse en guardián de la verdadera ciencia, es algo que me saca de quicio y me deja sin voz al mismo tiempo […]. Entretanto, yo sigo en pos de mi objetivo, maravillosamente inalcanzable: pensar de nuevo la sociedad». Con estas palabras despedía el genial Ulrich Beck su libro Libertad o Capitalismo, publicado en el año 2000. Lo clavó.

Hoy vemos, 10 años después, cómo la Internacional del Capital pone de rodillas a los intelectuales, pensadores, a la clase política en general y también y muy dolorosamente a la trabajadora, esta última cada vez más desarticulada y desmovilizada.

Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria-financiera (burbuja que algunos denunciamos y estallido que anticipamos hace ya 5 años -conservo artículos-, pero fuímos tildados de pesimistas y antipatriotas, cuando no directamente censurados), la subida de los precios de las materias primas, el colapso de entidades financieras y el contagio en la economía real y la destrucción de millones de empleos en todo el mundo, los Estados ya no dan más de sí y están endeudados hasta las trancas. Y ahora, aquellos bancos, entidades financieras y demás especuladores que disfrutaron del auxilio y de la liquidez inyectada por estos Estados a costa de los contribuyentes, critican a éstos por derrochadores y reclaman una fuerte reducción del déficit, por supuesto cortando por abajo, nunca por arriba.

Las medidas anunciadas el pasado miércoles ya las conocemos todos, no las vamos a repetir aquí. Nunca antes, al menos en la historia reciente, había quedado tan clara la dictadura de los mercados sobre los Gobiernos y los Estados. El propio Zapatero, sin ir más lejos, había asegurado una semana antes que nunca haría lo que después tuvo que aceptar ante las presiones procedentes de los mercados, de USA, y de la UE.

Observo en la calle una inmensa consternación y rechazo al giro en la política económica del Gobierno, especialmente intensa entre las clases medias y populares, que es donde el partido en el Gobierno obtiene más votos. Cada vez escucho más expresiones como «son todos unos canallas», «los mismos perros con distintos bozales», «no habría que votar a ninguno», etc., etc. No estoy de acuerdo con tales afirmaciones, ya me conocéis, pero es francamente lo que escucho ahí fuera. Creo que de los acontecimientos vividos durante la pasada semana, y los que están por llegar, se van a derivar profundas transformaciones sociológicas en amplias capas de la población española.

Para finalizar, no dejéis de leer el reportaje titulado «Crecimiento o barbarie», firmado por Joaquín Estefanía y publicado en las páginas de Domingo del diario El País, el pasado 16 de mayo. En mi opinión, pone el dedo en la llaga. Me ha servido de fuente de información para escribir este post. Lo tenéis en la categoría «Selección de noticias» del blogroll de este mismo blog, aquí al ladito.